Penitenziagite

Estoy más que harto del insulto diario al que nos tiene sometido la maldita tiranía de los medios de persuasión, incluyendo vocingleros de radios crato-eclesiásticas y demás inopinadas excrecencias verbales de tertulianos y bloggeros que se casan con su dictamen.
Odio, desde siempre, el argumento ad hominem y la mecánica repugnante del insulto que se esconde tras de ella. Cuando este discurso se adueña de la agenda política, llegamos a la cinicocracia. Temor.
Gonzalo Hidalgo Bayal (GHB) filosofa sobre lo que le ha ocurrido en su blog a José María Lama entre el lunes 12 y el jueves 14 de junio de 2006. Éste dice, en un valiente post, Basta! a los improperios y maledicencias de los que desde el embozo que da el anonimato le insultan, ya sea por el tema que sea. En este caso, sucesos de la Guerra Civil española acaecidos en Badajoz.
Ejemplos traigo muchos, los pasados días: uno, el pobre chico Eduardo Madina, que recibió, según expone Fernando Berlín en su blog, insultos de hasta 600 personas, que entraron en su blog y se cagaron hasta en el Kyrie Eleison:

" He cerrado la función del anterior post en el comentario número 700. De esa cifra, unos 600 eran anónimos (no más de 15 valientes en total, escribiendo durante todo el día), donde asesino, hijo de puta, cómplice de ETA, cómplice del 11-M, amigo de Otegi... eran las principales aportaciones. [...]

El post es espeluznante.

El otro, Arcadi Espada, del que ya hemos hablado un poco aquí, que aparte de aguantar lo suyo en el blog, debió de soportar que lo vejasen "como a un Dostoievski de bolsillo" en un acto público de su recién formado partido. Hoy, se inicia el fin del principio del culebrón Pasión de Estatutos.
GHB nos dice cómo la misma prensa digital y los mismos concurridos blogs son claros para advertir cómo, en general, prevalece el sujeto sobre el objeto, cómo la ideología, las creencias y las convicciones o convenciones del yo se sobreponen a toda razón sensata y procedente.
Argumentum blogicum, explica.
Cuánto comatoso y cuánto intelectual orgánico de saldo.

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