Fálix de Azúa sigue aquí desgranando su ácida crítica hacia Bustelo, los bustélicos y demás moluscos bivalvos que "se agarran a la roca del poder cuando nacen y ya no la sueltan hasta la muerte"...
De Vicenç Navarro hablaremos más porque, como dice Chou en su comentario, al margen de tener una web estupenda, habla de "lo que no se habla en este país".
El fin de semana lo encaramos con lo que acabo de recibir de manos de mis libreros: una preciosa edición de El Proceso de Kafka, en AKAL, con introducción, notas y propuesta didáctica de Gonzalo Hidalgo Bayal, El Mar de las Sirtes, de Gracq y La Virgen de los sicarios de Fernando Vallejo.
Lo que me llamó la atención es que vi un libro sobre Laberintos de Kerényi.
Con lo que le gustaban a Borges...
Borges estaba verdareramente obsesionado con varias cosas, entre las que se cuentan: los laberintos, el infinito, los espejos, los bucles...
La vida misma es un laberinto en el que a veces hay más de un minotauro y del que no conocemos con certeza si hay un centro, aunque sí que sólo tiene una salida...
Aunque quizá el laberinto sea interior... y el minotauro sea el que nosotros llevemos consigo...
También el jugador es prisionero,
(la sentencia es de Omar) de otro tablero,
De negras noches y de blancos días.
Dios mueve al jugador y éste, la pieza,
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza,
de polvo y tiempo y sueño y agonía?
Ajedrez, Borges
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